En un mundo donde el volumen de datos crece exponencialmente, saber cómo manejar esta información se ha vuelto esencial tanto en el ámbito profesional como en el educativo. La importancia de la gestión de la información radica en su capacidad para transformar datos dispersos en conocimiento útil. En la actualidad, las organizaciones y las instituciones educativas enfrentan el reto de filtrar grandes cantidades de información para extraer lo verdaderamente relevante. Una gestión adecuada permite mejorar la productividad, optimizar procesos y fomentar una cultura basada en el conocimiento.
Los docentes y estudiantes deben ser capaces de acceder a fuentes confiables, evaluar la calidad de la información y utilizarla de forma ética y crítica. Además, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han transformado los métodos de enseñanza, facilitando el acceso a contenidos educativos personalizados y actualizados.
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